jueves, 11 de febrero de 2016

Noveno día. Seguimos en Costa Rica. La camioneta feliz. Pudimos hacerle las reparaciones necesarias para continuar viaje y el motor respiró por unos momentos. Despertarse temprano y salir a caminar por la playa es una invitación que no puedo rechazar. Hay muy poca gente y el sol recién se va despertando y se asoma por mi espalda. Dos kilómetros me separan de unas rocas y hacia allí voy. Solo y en silencio, salvo el ruido de la olas que impactan sobre la arena. La fauna de Costa Rica se hace presente a cada paso y a los pájaros se le suman otros bichos menos amigables. Mas de dos metros de algo se mueve ante mi y me acerco con prudencia. Es una serpiente negra y amarilla, muy finita, que esta sobre la arena. Parece que hay una invasión de ellas por todos lados. Son mortales, y todavía no hay antídoto. La miro, me mira, y los dos resolvemos que lo mejor es ignorarnos. Ella no sabe lo peligroso que puedo ser yo, pero me parece que se da cuenta y me tiene miedo. Me gustaría decirle que si la muerdo no hay antídoto, pero ya quedó atrás. Mas adelante veo un grupo de escarabajos raros. Son chinches que se vuelven peligrosos si uno se acerca. Puede llegar a perforarte la mano si es que los tocas. También los dejo y sigo. Un grupo de barcos espera por los pasajeros que se subirán en un rato para internarse mar adentro y pasar un día haciendo deportes de agua. No está ni cerca de nuestro presupuesto así que es mejor dejar pasar esa tentación.
Seguimos confirmando personas que se suman a la campaña y si fuéramos a hacer a todos tendríamos que quedarnos un par de meses. Hacemos los que podemos y a los demás los iremos sumando de otra manera. En Costa Rica reciben a la Campaña con mucho cariño y todos quieren ayudarnos e informarse. pasamos gran parte de la tarde conversando con la gente y dandole datos sobre nuestra Malvinas. Nos cruzamos con Ernesto y Hanna. El es argentino y ella de Nueva Zelanda. Están haciendo un viaje que comenzó en Argentina y terminará en México conociendo todo sobre el cafe. Hanna me cuenta algunos secretos sobre los distintos cafes de nuestro continente y me asombro cuando me relata que una de las marcas mas importantes de Argentina compra los desechos del café boliviano para su elaboración. Viajan a bordo de una camioneta volkswagen y paran en distintos lugares a vender el cafe que van comprando. Su objetivo es saber todo sobre el producto para irse a vivir s Nueva Zelanda y poner una cafetería. Son divinos y nos piden sumarse a la campaña. Más tarde probaremos su café. Si quieren conocerlos entren a www.cafeporamerica.com, y cuéntenles que los conocen por estos relatos. Se van a poner contentos.
Ahora nos preocupa el famoso paso. América Central y América del Sur están separadas por una selva de 70 kilómetros de extensión, habitadas por tribus y también por paramilitares colombianos. Es imposible hacer ese camino en auto. Ultimamente pusieron un ferry que sale del puerto de Colón y llega a Cartagena. Pero nadie tiene información y los datos son confusos. Habrá que llegar a Colón y tener paciencia, porque la frecuencia es irregular. Pero es el único camino posible. Esperemos que nos nos retrase porque ya queremos empezar a poner rumbo al sur, en donde nos esperan muchos amigos que quieren sumarse a la Campaña, y en donde tenemos pautadas algunas charlas en Universidades y con grupos de jóvenes para informarle sobre lo que estamos haciendo y sobre los derechos de la Argentina sobre Malvinas. Los paisajes son maravillosos y la gente más, pero uno empieza a extrañar un poco. Y además quiero ir a ver a Chacarita.
Seguimos camino y vamos juntando adhesiones a cada paso. Es una obligación poder informar a todos sobre nuestro reclamo. Y es un placer encontrar gente que lo comprende, lo comparte, y nos acompaña en la certeza que América Latina no estará completa hasta que en Malvinas flamee la bandera celeste y blanca.
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CAFEPORAMERICA.COM
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