En la ruta empiezo a preparar lo que serán las reuniones de la Gira en Panamá. Este país es el único de América Latina que tiene legisladores que han creado un Grupo de Solidaridad con los Legisladores de las Malvinas. Fueron duramente repudiados por muchos de sus pares, y el Gobierno Nacional hizo malabares para quedar bien con el Argentino, pero la acción ya estaba hecha. Nos pusimos en contacto con dos exPresidentes que nos recibirán, y además vamos a estar trabajando, como hacemos siempre, con un grupo de universitarios y académicos para establecer una cátedra sobre Malvinas en la carrera de Relaciones Exteriores. Nos parece importante poder dejar abiertas opciones para el Diálogo.
En la ruta vamos por un camino que se abre en la montaña, por medio de la selva. Y como todo camino selvático tiene sus atractivos. Una experiencia interesante es cerrar los ojos, si es que no vas manejando por supuesto, y tratar de escuchar los sonidos. Desde miles de pájaros hasta los gritos de los monos, y vaya a saber que otras cosas más. El camino es de muchas curvas y una sola mano, y casi siempre en subida, lo que lo hace lento y largo. Los camiones que marchan rumbo al Canal hacen su trabajo y es muy difícil dejarlos atrás.
Paramos en una pizzería atendida por un italiano que tiene ganas de ir a Buenos Aires porque quiere conocer a Maradona. Daniel le dice que vaya, que le toque el timbre que lo atiende. Yo lo miro como diciendo “mira que yo lo estoy buscando para la Campaña desde hace tiempo y nunca lo pude encontrar”, pero prefiero callar. La pizza muy rica. La masa fina con queso, aceitunas negras, alcachofas y hongos. Seguimos viajes. cada vez falta menos y ya sentimos el rigor de los días. Nos cuesta recuperarnos y arrancar, pero los tiempos nos corren. Se viene lo más difícil que es cruzar de Panamá a Colombia. Será todo una odisea que esperemos nos salga bien.
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