miércoles, 2 de marzo de 2016

Campaña Diálogo por Malvinas. Gira Latinoamericana. Segunda parte

Campaña Diálogo por Malvinas Segunda parte. Segundo día o algo así.

Decir que les voy a contar el segundo día de la segunda parte es en parte verdad, y en parte mentira. Porque el primer día no tuvo cierre. Después de la reunión en Unasur decidimos salir a la ruta y manejar hasta la frontera con Perú. Daniel estaba menos cansado que yo y se ofreció a menear mientras yo descansaba, después del largo viaje y las reuniones del Lunes. No pude cerrar un ojo en todo el camino. Mitad por lo malo de la ruta y mitad porque ya venía como muy pasado de cansancio, y aunque parezca una tontería, es muy difícil ponerse al día con el sueño.
Cerca de las cuatro de la mañana, y después de haber podido cerrar los ojos, me desperté con el llamado de Matías que anunciaba una especie de catástrofe evitada justo a tiempo. El camino de montaña, de noche, y con las nubes por debajo de los 3000 metros, altura que habíamos alcanzado con la camioneta, nos topamos con el fin del mundo, o algo así. La ruta estaba rota por el trabajo de la lluvia y el río que pasaba por debajo. Si no hubiesen estado despierto los chicos ahora estaríamos en el agujero, tres mil metros abajo. Frenamos, bajamos, miramos, y nos topamos con la novedad que había un camino alterno, por ahí mismo, pero que un camión se había encajado y había que esperar hasta las 9 de la mañana que viniera la máquina a sacarlo. Un camionero, mucho mas apurado que nosotros, se ofreció a empujarlo y destrabar la situación. Cuarenta minutos después el camino de tierra estaba liberado, y nos encontramos con la sorpresa que era por la mitad de la selva, y había que cruzar un río. La camioneta ya había demostrado su dotes de super heroína cuando voló por los aires mexicanos después que agarráramos un lomo de burro sin señalizar a la altura de la ventosa. Lo que no sabíamos era que sería capaz de hacer buceo para trasladarnos, salvos y sanos, hasta el otro lado de la orilla y poder retomar el camino. Después de la hazaña festejábamos como chicos a los que le sale bien una travesura. Por supuesto que si hasta ese momento no pude dormir mucho menos lo haría ahora. La lluvia nos acompaño en el amanecer del día y ahí volví a disfrutar de las plantaciones gigantes de bananos. Puestos a la vera de la ruta ofrecen las mejores frutas de Ecuador y son una tentación, pero las múltiples reuniones que tenemos por la Campaña hace que no podamos disfrutar de esos momentos.
A las 10 de la mañana decidimos descansar un poco, en una estación de servicio. El ruido, y el calor, no nos dejaron disfrutar del merecido descanso. 
Seguimos camino hasta llegar a la frontera con Perú. Salimos por Huaquillas e Ecuador, a donde llegamos a las 13 horas, y una hora y media después, estábamos terminando los papeles. Antes de retomar decidimos almorzar en la misma frontera. Primer plato Causa, que es una especie de papa rellena, en este caso con Atún. El segundo plato lengua acompañada de frijoles ya arroz. Todo regado con Inca Cola, que tiene un gusto a chicle bazooka muy extraño. 
Entramos en Perú y se acabaron los bananos para darle paso a las plantaciones de arroz.Son gigantes y la economía de la región está basada en ese cultivo. Ingresar por Tumbes también le da la posibilidad a uno de conocer el santuario de manglares de la Costa del Pacifico. 
Tomamos la ruta que va costando el mar, y con el vamos mirándonos de reojo a cada rato. A veces se esconde detrás de algún poblado, como haciéndose desear, y otras veces aparece delate nuestro, como amenazándonos con tragarnos si no lo tratamos con respeto. No es nuestra intención mostrado. Solo queremos que nos vaya acompañando. Lo miramos con respeto, como lo deben haber mirado los pueblos originarios que vivían justo en esta zona, hace cinco siglos, cuando Pizarro y los tuyos bajaron de los barcos para conquistar y devastar la zona, llevándose para siempre su riquezas, pero también su rica cultura y el desarrollo de uno de los pueblos antiguos mas admirados en el mundo por su organización comercial.
Justo es en este lugar en donde amarraron sus barcos trayendo destrucción y muerte. 
Seguimos camino rumbo a un lugar llamado Máncora, porque nos hablaron de sus playas, pero no conseguimos poder ingresar con la camioneta, y preferimos seguir viaje hasta el otro pueblo, que se llama Los Órganos. El nombre les parecerá extraño, pero es porque cuando vino su primer poblador, y cruzaba el monte para ir a pescar, escuchaba música de un órgano, que a veces se acercaba y otras se alejaba, y que el nunca pudo ver, pero que lo acompaña en sus jornadas de pesca.
Estacionamos en otra estación de servicio y después de bañarnos decidimos ir a conocer el pueblo. Nos recomendaron acercarnos a la Plaza Miraflores. No se entusiasmen. Es una pequeña plazoleta rodeada de unos restaurantes muy caseros, en donde pudimos disfrutar de un plato típico de la zona, Ceviche de Conchas Negras. Un manjar. Y muy barato. Para trasladarnos elegimos el vehículo tradicional de esta zona, un mototaxi, conducido por Sarco, un viejo conocedor de la zona que nos recomendó ese bar-fonda-almacén-restaurante o como ustedes quieran llamarlo.
Ahora si estamos preparados para ir a descansar porque mañana nos esperan más de mil kilómetros hasta llegar a Lima, próxima parada de la Campaña en donde mantendremos algunas reuniones importantes, y seguiremos sumando apoyo por el Diálogo.
Gracias a todos los que nos ven en la ruta y se acercan a saludarnos, y nos dan fuerza para seguir, y sueñan como nosotros con un final feliz para Nuestras amadas Islas del Sur del Continente.


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